El entorno
TUDELA
Nuestra ciudad vecina
Esta ciudad está muy cerca de Casa de Antonio, a unos cinco kilómetros. Para hacer una visita, yo recomendaría empezar por la Iglesia de la Magdalena, iglesia Románica del siglo XII, prestar especial atención al Tímpano y a las pequeñas esculturas características de este estilo arquitectónico. De aquí subir a las ruinas del antiguo castillo, donde ahora está el Sagrado Corazón de Jesús, subir sobre todo por las vistas de la ciudad, del rio Ebro y de la Mejana, emblema de la ciudad por sus huertos y todo lo que eso representan sus verduras y hortalizas. Bajamos callejeando hasta la plaza de la Catedral de origen tardío románico, a la que nos dirigimos pasando al lado del ayuntamiento de la ciudad, para llegar a la famosa Puerta del Juicio con los justos a la izquierda y todo aquello que les sucede a los pecadores, a la derecha. Es también, no menos famoso, su claustro, la imagen de la Virgen Blanca y la capilla de Santa Ana, patrona de la ciudad, sus retablos flamencos y como curiosidad la manta, donde estaban escritos los nombres de los judíos que habitaban la ciudad, de ahí la expresión tan famosa de “tirar de la manta”, ya que cuando había algún conflicto con algún vecino, sospechoso de ser antiguo judío, se le amenazaba con mirar la manta o tirar de ella, a ver si estaba allí escrito su nombre.
Continuamos recorriendo el casco antiguo y visitando sus bares, probando sus extraordinarios pinchos, hasta llegar a la calle Herrerías y posteriormente a la Plaza nueva, corazón de la ciudad, y donde se hacían las corridas de toros en el pasado. Hay muchas más cosas por ver, pero con esto ya tendríamos un bonito paseo por la historia de Tudela.
DESDE CASA DE ANTONIO A TARAZONA
Podemos ir dando un paseo en bicicleta por la vía verde del Tarazonica, unos veinte kilómetros, y poder disfrutar de la ribera del rio Queiles y de sus pueblos o también podemos ir en nuestro propio automóvil, más cómodo.
Tarazona es una ciudad a la que le tengo especial cariño ya que trabajé allí durante 18 años de mi vida. Por lo tanto conozco un poco a sus gentes y sobretodo la ciudad, encantadora y muy seductora. Situada a las faldas del Moncayo, recorrer esas calles estrechas e ir descubriendo poco a poco cada rincón es un enorme placer para cualquier persona que disfrute del paseo y de la historia. Poder ver la Magdalena, el Palacio Episcopal, y descubrir poco a poco el mudéjar en cada esquina. Acercarse al renacimiento contemplando la fachada de su ayuntamiento con todos sus relieves, y ver la figura del cipotegato en escultura representativa, personaje tan peculiar de sus fiestas.
Ver las casas colgadas y el barrio judío y bajar poco a poco hasta la plaza de toros vieja, he imaginar que allí se realizaban las corridas de toros. Continuar caminando o tomarnos algo en cualquiera de sus bares, con sus vinos y pinchos es otra opción, antes de dirigirnos a la Catedral de Nuestra señora de la Huerta, recientemente restaurada y disfrutar de la belleza de su fachada o entrar en su interior y poder contemplar todos los estilos arquitectónicos, desde románico hasta el barroco, pasando por el gótico, mudéjar, renacimiento. Ver el cimborrio con sus grisallas, y cada una de sus capillas y altar mayor.
Todo esto y mucho más, se puede ver en esta bella ciudad.
RESERVA NATURAL DE LAS BARDENAS REALES
Las Bardenas Reales son un paraje agreste modulado por el efecto de la erosión. Este paraje espectacular y semi-desértico da formas muy particulares a los pequeños montes, mesetas y barrancos que lo constituyen. Sin apenas vegetación en casi todos sus cuatrocientos kilómetros cuadrados de extensión, y a veces, como pequeñas islas de árboles estos aparecen de la nada en el fondo de sus barrancos, dando cobijo a una amplia fauna de reptiles, pequeños mamíferos y pájaros.
El momento del día más apropiado para mí, es el atardecer y ver como las luces del sol van dándonos nuevos colores y nuevos paisajes, eso es todo un regalo para los ojos.
Hasta allí puedes llegar desde Casa de Antonio, Las Bardenas están a muy pocos kilómetros de aquí.
Parque natural del Moncayo
Presidiendo nuestras rutas por las proximidades de Murchante, aparece majestuoso el blanco misterio de la montaña más romántica de España, el Moncayo, gracias a los versos que compusiera Gustavo Adolfo Bequer sobre este monte y todo lo que por él se rondaba. Sobre todo en las noches de Todos los Santos. Además también tendremos la oportunidad ya no solo cultural sino deportiva, de visitar su cumbre, a 2.314,30 metros sobre el nivel del mar lo que le confiere ser el pico más alto del Sistema Ibérico. Si disponemos nada más que dos horas, podremos atacar la cumbre de forma sencilla desde el santuario de Nuestra Señora del Moncayo, su ruta más habitual, cuya senda recorre bosques en su parte baja y u terreno despejado hasta llegar al circo de Cucharón (1.833 m), que es la base de la hoya de San Miguel, desde ese punto es más aconsejable alcanzar la cresta por la loma que separa el circo donde nos encontramos del circo del de San Gaudioso, hasta llegar al cerro de San Juan (2.283 m) y de allí a la cumbre.